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Kimihiro Watanuki, era perceptivo.
Pero no en un sentido de que tuviera la idea de
percepción sobrehumana. Él no podía leer las personalidades de las personas ni
del carácter y nunca dijo nada a lo largo de su vida.
“Puede actuar como una
persona algo rara, pero eventualmente crecerá y será un enemigo poderoso” o “Puedes
confiar en él Su forma ruda de hablar es sólo una pose ya que en el fondo es
muy bondadoso. Sería de gran ayuda que aprendiera a perdonarse a si mismo.
Él no es perspicaz, es perceptivo.
No ve a la gente, pero si a los espíritus.
Espíritus, cosas que están siempre cerca y que puede ver.
Cosas que no son de este mundo.
Cosas que tal vez, no estaban destinadas a ser vistas.
Pero Kimihiro Watanuki puede verlos claramente.
Esto es un problema para él.
Esto no es una habilidad, es una facultad innata, que
no adquirió, resultado de un pensamiento que no es consiente, del flujo de la
sangre que fluye por su cuerpo. Una visión que siempre ha permanecido con él,
un problema que no sabía como resolver. El verlos no era tan malo, pero había
espíritus que venían a él por su sangre,
su sangre que siempre causaba desastres.
Un desastre que debía resolver.
Había hecho que todo lo que podía, pero nunca hacia lo
prioritario. Si renunciara tal ve sería lo mejor. Pero incluso así con el
conocimiento de ello, no lo deseaba.
-Si tan sólo no pudiera verlos…
Ese deseo estaba en su cabeza todos los días.
Pero era más un rezo que un deseo.
Hace pocos meses atrás, una persona dijo
que podía cumplir su deseo
“Tiene que ser una broma” murmuro Watanuki Kimihiro. No, la forma en que
pronuncio esas palabras eran más cercanas a un gruñido mientras sus hombros temblaban
de rabia. De pie frente a las taquillas que se encuentran afuera de la estación
JR Glass, a diez minutos de que cerrará su preparatoria. Escuela Privada Cross,
las personas alrededor de él lo evitaban lo más posible.
Sostenía una carta en su mano. Una carta muy corta.
LENTES FALSOS (NO ES UN PARCHE)
Quizá era más una nota que una carta.
Watauki miro de nueva cuenta la taquilla que tenía
frente a él: No 45.
El memo era dentro de esa taquilla.
“Sólo podría, (esta cosa) ¿Porqué tiene que ser tan
raro? Y ¿que diablos significa “lentes falsos (no es un parche)? Nadie puede
mezclar esas dos cosas, espera, esta hablando de una cita. Masamune, quien
fundo este sitio donde hacen Zunda Mochi… Sendai. ¡Ahh! Esto es más, no puedo ni
siquiera ver quien esta detrás de mí.
Fue el atardecer el momento indicado.
La furia de Watanuki Kimihiro era muy fuerte, furia
dedicada a alguien que no estaba ahí, las personas se alejaban de él, pero
Watanuki no le daba imporantia a ello. Un día antes su jefe le había entregado
una llave. La número 45 estaba grabado en la llave, la llave de esa taquilla.
Su jefe –aun cuando Watanuki había sido vigilado por
un par de niñas extrañas que no se podía considerar como empleadas así como una
mascota que parecía un bollo quien le había dado ordenes de ir ahí sin saber ningún
detalle. –Ábreme esa puerta.
“Todo ese trabajo que era descubrir la llave provenía
de la taquilla fuera de la estación Glass, y ¿ahora todo esta en orden? ¿No es
este un juego de niños de primaria? “
Ningún tipo de grito podía superar su frustración.
Todo el esfuerzo que le había puesto ahora hervía,
todo para encontrar un par de anteojos falsos. Él no pensó que terminaría todo
al obtener ese artefacto, pero ahora tenia una nueva orden a la que le seguiría
otra y otra.
“¡¡Esta jugando conmigo… esto no tiene que ver nada con mi trabajo!!”
Sus hombros dejaron de temblar y se desplomó.
Parecía que había llegado a su límite.
No importaba que tan absurdo sonara o que tan obvio
fuera lo que le pidieran, tenía que hacerlo mientras fueran órdenes de su jefe
o mejor dicho jefa Yuko Ichihara.
Total Obediencia.
¿Por qué? Porque era un precio justo
El precio que tenía que pagar para que dejara de ver a
los espíritus.
“¡Ahhhh!”
La tienda de Yuko Ichihara, donde Watanuki Kimihiro
trabaja no es una tienda como cualquier otra, en esta se cumplen deseos. Mientras uno pague un precio razonable, no
importa que tan extravagantes, fantásticos sean los deseos –aún cuando el deseo
sea ya no ver más espíritus- esta tienda los puede cumplir. Es una tienda que
cumple deseos.
“Se que el trabajar hará que mi deseo se cumpla, pero
siento si reúno las esferas del dragón lo cumpliré antes. ¿En verdad podrá
cumplir mi deseo?”
Watanuki tenía ya varios meses trabajando para Yuko y
sabía que ella podía cumplir cualquier tipo de deseo mientras se le pagara lo
equivalente. Estaba consiente del poder que tenía Yuko.
Pero tenía dudas sobre sus intenciones.
“Ella sigue con eso de pagar lo justo, tal vez piensa
que trabajaré para ella gratis, pero ¿qué es lo que quiere en verdad con esos
lentes falsos? ¿Los usará? ¿Yuko-san con un par de lentes falsos? ¿O será un estilo Warashibe Choja
para poder ver el futuro? ¿Quiere ser rica por ello? Diossss, estoy tan
emocionado, pero maldita sea de todos modos…
Él no podía estar ahí esperando por siempre.
Con eso en su mente, Watanuki comenzó a pensar. Él
nunca antes había comprado un par de lentes falsos e incluso cuando pensó
hacerlo no supo donde comprarlos. “Falsos” eso significa que sólo son un par de
vidrios, por lo que entonces no pueden ser tan caros como unas gafas
convencionales. Si ella quería unos lentes de sol, estaba seguro de que el
mensaje lo hubiera dicho así que debía evitar los lentes de sol.
“No conozco la zona, pero de seguro debe estar cerca
de aquí alguno.”
La primer parada segura.
Una tienda de “todo por 100 yens”
Había una tienda como esta en cada zona con un número
medio de población la cual tenía un amplio surtido de productos que tienen un
precio de 100 yens. Como no tenia idea alguna de lo que quería Yuko decidió gastar
lo mínimo así que llevaría algo de cien yens.
Salió de la estación Glass, buscando una tienda de “todo
por 100 yens” Para su suerte la encontró cruzando la calle. Bajo la acera de la
tienda y se dirigió a la sección de novedades. Había cosas tan extrañas que
Watanuki estaba seguro de que nunca antes alguien hubiera soñado con ellos,
pero entre todos esos objetos encontró lo que buscaba.
“Tienen lentes para las personas mayores también…Es
una buena noticia. Bueno… creo que no debo comprar un par que parezca tan
barato… Hmmm, supongo que hay limitaciones en los productos de cien yens. El
rojo se ve bien de cierta forma…”
Los compro, con impuestos de 1.05 yens, no tenía
cambio por lo que pago con un billete de mil yens que hizo que cargara un
puñado de monedas. Watanuki sentia un poco de vació así que cargaba cambio cada
que lo tiene.
Salió de la tienda y espero, para sus próximos
pedidos.
Tenía los lentes falsos, terminando la misión de la
taquilla. Watanuki sólo esperaba ver como llegaban sus nuevas órdenes un tanto
emocionado.
¿Desde atrás?, ¿desde el cielo?, ¿del piso?, o
¿directo en la cabeza?
Nada.
Aparentemente, los lentes falsos eran todas las órdenes
de Yuuko por el día de hoy.
“¿Es esto? ¿Nunca seré rico? Es una verdadera lastima”
dijo muy bajo y consiente de que era muy egoísta su pensamiento. Suspiro muy
profundo. Era tarde y tenía que entregar los lentes falsos a Yuuko y preparar
la cena antes de ponerse a trabajar. ¿Cuánto habría ganado ese día para cumplir
su deseo? Se sentía como en un juego RPG vagando sin rumbo alguno tratando de
subir del nivel 98 al 99. Viviendo un claro ejemplo de la frase “A ninguna
parte”
“Me pregunto si me dará un sello… por lo menos así
tendré una idea de cuando estoy ganando”
¿O será que su único objetivo es ver que tan
deprimente será que no sepa cuanto me falta? Se dice que el viaje más largo comienza
con un paso, pero si cuentas cada paso que das, muchas personas se rendirán
poco antes de terminar el recorrido.
Lo que tenía que pensar en ese preciso momento es que
si todo eso era un broma de Yuuko-san como él lo había pensado desde antes, al
regresar a la tienda tiene que reaccionar ante la broma. Tenía que pensar en
que tipo de reacción tener en ese momento. La broma era mala y la reacción que
tendría tena que ser creíble lo que lo había mas difícil que el rastrear a “Date
Masamune Ojo parchado”.
Se dirigió al paso peatonal.
La luz estaba roja.
Los coches caminaban, por lo que Watanuki se detuvo.
Cuatro o quizá cinco personas esperaban también el cambio del semáforo.
¿Mnnn?
Una persona llamo su atención.
Estaba cerca.
Mordía su labio inferior…
… se veía muy desesperada.
Pero eso no lo pudo ver Watanuki .
Una mujer bajita y en su hombro …
… algo
Por el momento se dio cuenta, ya era demasiado tarde.
Demasiado tarde para poder hacer algo.
La mujer se había lanzado a los autos.