PROLOGO.
¡¡Booommmm!!
Se escucho la explosión que retumbaba a través de las paredes de concreto de el túnel.
¡¡Booommmm!!
La siguiente explosión fue casi inmediata. Fue más fuerte que la anterior, los estudiantes fueron sacudidos ante la fuerza del mismo, sus cerebros cuales yemas dentro de un huevo se movían en sus débiles cráneos.
-¡Tenga cuidado senpai!
No se comprendía del todo lo que se gritaba ante la confusión del momento.
Takayuki Usagiya sintió una ventisca en su cabeza, casi como un silbido.
-Rion-chan, vete de aquí ¡Ahora!
¡¡KA - BOOOOMMMM!!
Rion Ibuki tomo un lado de su cabeza, tomando con delicadeza las dos enormes coletas... ella grito - ¡Kyaaaaaaa!
BOOOOMMMMM
Uno de los chicos, de primaria, dejo su grupo. Vestía pantalones cortos con tirantes, el uniforme de un niño muy joven para estar involucrado en algo como esto. Saco de uno de sus bolsillos unos objetos brillantes mientras corría hacia Rion. -¡Toma esto!
SHOK SHOK SHOK SHOK SHOK
Cinco brillosos shuriken se hundieron en el cuerpo del monstruo. Un sonido bastante desagradable, pero después cesaron.
-Olvídalo Koji -dijó Takayuki mientras giraba en el suelo como si se tratara de otra arma contra el enemigo y golpeo sus piernas. -¡Esto no funciono! Lo que tenemos aquí es un monstruo del metro!
-Diablos - Koji miro a Takayuki quien asintió, afirmando que en el ataque hacia el monstruo perdió su marca. -¿Qué tomarás para derribar lo?
Pensar en ello era un problema resuelto de cierta manera, Koji Takamura tomo el brazo de la joven y la sacó del túnel.
Cuando miro hacia atrás, Koji pudo ver a una chica de pie y tan firme entre todo el caos que corría. Su cabello recogido en una trenza cayendo en su espalda que posaba junto a la funda de una katana que cargaba. La veía como sacaba y regresaba a su puesto la katana, como si dudara de poder hacerlo en un momento determinado, a pesar de ello demostraba una familiaridad con esa arma.
-¡Mizukagami-senpai! - Takayuki que tomaba su mano con la de ella, las palmas planas y daban hacia afuera -¡No lo hagas!- Aunque el Kotetsu es un arma fuerte no es suficiente para poder detener al monstruo.
Mifuyu Mizukagami se aferraba al piso, aun cuando sus ojos mostraron una indecisión -Pero...
Las palabras que pronunciaba Takayuki se perdían. Ella miro al monstruo, y su rostro que antes estaba lleno de confianza cambio por el rostro de un niño al que su caramelo favorito se le cayo al suelo.
-¡Takayuki-sama!
La voz provenía detrás de él. Una mujer joven que traía puestos unos lentes redondos así como el uniforme de una mucama de antaño, volaba hacia ellos, parecía como si el mismo cielo la llevara a la escena.
-No se con lo que este tratando- dijo la jovencita -Siento un Ki que nunca antes había sentido que proviene de esa máquina. Por lo menos no se siente que tenga vida.
-¿Quieres decir que no esta vivo? - Pregunto Takayuki.
-No tengo miedo.
La revelación que la mujer envió en una onda a través de los estudiantes. Uno en particular, un niño delgado vestido con el uniforme de mujer pudo detenerlo. -No lo entiendo - gritó, su cabello largo y lacio se sacudía con violencia. -¿Qué hubo de malo? ¿De dónde vino ese monstruo? Todo lo que queríamos hacer era probar un simple hechizo?
Los gritos de protesta de Yuki Aijado no fueron tomados en cuenta.
Todo había empezado tan fácilmente.
-Ahora, entonces - se anunció -Nuestro último proyecto de investigación serán los votos del metro
Se reunieron en el tumulto, cerca de la entrada a la azotea del edificio de la división en construcción de la preparatoria de la CLAMP Gakuen. En total cinco estudiantes cada uno representaba un año y curso diferente así como cada uno con intereses diferentes. Individualmente eran solamente estudiantes de la CLAMP Gakuen, pero como grupo habían formado la Asociación de Investigación de Fenómenos Paranormales. Quienes conocían la asociación sabían sus nombres mientras quienes no la conocían, escuchaban de ellos en rumores, generalmente pasaban sus días en la escuela en abrigo que era para ellos la Asociación.
Yuki había hecho un anuncio. Tenia el rol de Presidente. -Un gran suceso ha llamado nuestra atención -dijo -Y lo enfrentaremos para comprobar su autenticidad. Para ello tendremos que buscar los planos del metro de la escuela, y decidir como actuaremos.
Takayuki que se encontraba apartado de sus compañeros limpiaba sus gafas de armazón de plata con su camisa. -En otras palabras... - dijo mientras se ponía de nueva cuenta las gafas -tenemos que comprar boletos del metro porque tenemos que investigar todas las rutas posibles. Y si no lo hacemos todo en un mismo día, tendremos que empezar desde el principio.
-Eso es correcto - afirmo Yuki.
La CLAMP Gakuen es la más grande escuela privada de Japón, con un excelente nivel académico. Situado en la bahía de Tokyo, se extiende en un terreno de más de 3.2 kilómetros de diámetro e instalaciones como ninguna otra escuela.
Por ejemplo el terreno del campus esta cubierto por un sistema de metro -Un automóvil lineal que enlaza a todas las secciones de la escuela. Tiene un total de 10 estaciones y cualquier estudiante o profesor puede tomarlo para ir a sus destinos.
Como en cualquier comunidad la CLAMP Gakuen tiene su propias leyendas urbanas que se crean semanalmente y son dispersadas por los mismos estudiantes. La última es que si has visitado todas las estaciones del metro en orden, se cumplirá tu deseo al finalizar el recorrido.
-¿Cómo podremos hacerlo? - Rion pregunto. Si lo hubiera preguntado cualquier otra persona sonaría como una pregunta muy tonta, pero Rion luciendo como una niña de coletas así como una personalidad un tanto infantil que no esta acorde al uniforme de secundaria que viste. -Sólo abordamos el metro dos veces al día como máximo. ¿Si lo abordamos más veces no nos meteremos en problemas?
-Tienes razón - comento Yuki, un estudiante sentado junto a Rion. -Escanean nuestras identificaciones cada que lo abordamos. Mantienen un seguimiento de donde subimos y donde bajamos. Si los profesores nos descubren podemos ser castigados o algo así.
-Oh, bueno yo no me preocuparía por cosas como esa - Koji dijo antes de reír. Al estar en primaria, Koji era el integrante más joven de la Asociación. Normalmente es el último en hablar, pero es el más audaz del grupo. -Hay una manera sencilla aún cuando sea un engaño. Lo que tenemos que hacer es juntar nuestras identificaciones, cada que tomemos el tren usaremos una diferente. No lo podrán ver. Lo escuche de un chico que quería cumplir su deseo, es lo que comúnmente hacen.
-Si - respondió Takayuki como si supiera eso desde un inicio. -Deberíamos premiar el ingenio de Koji. Todos entreguemos nuestras identificaciones a Koji, él será el primero en viajar.
Todos comenzaron a buscar en sus bolsillos y bolsos sus identificaciones pasándolas a Takayuki. Koji se sorprendió bastante. No podía creer que todo pasara tan rápido. -¿Que? - tartamudeo -Y-Yo... ¿te refieres a mi?
-Sugeriste este plan, así que debes llevarlo a cabo. Quien da la idea es quien mejor puede implementarla ¿verdad? Sólo espero que tengas un buen deseo. No me gustaría que se desperdiciara una oportunidad así- advertía Takayuki.
Mifuyu coloco su mano en el hombro de Koji. -Buena suerte Koji-kun - dijo con una sonrisa tranquilizadora.
Koji sólo deseaba que tuviera la misma fe en si mismo que los demás le depositaban. No tenia más remedio que seguir con todo ello.
-Esta bien - respondió -Si es así como tiene que ser, entonces mi deseo es...
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Ahora que estaba en verdadero peligro al pelar contra el monstruo del metro, Koji no podía creer que había tuviera un deseo tan frívolo. Esquivando los ataques mortales de la criatura, dio perspectiva a todo. -¡Aghh! Con este monstruo en mi camino, no se podrá cumplir mi deseo de ver a los tigres de Hanshin como campeones de béisbol.
Medio sollozando, Koji se encontraba colgado cerca de sus amigos.
-Atrás
Mifuyu levanto su katana, el Kotetsu desvió las barras de acero que el monstruo lanzaba, en el aire se podían ver chispas por la katana metálica.
La asociación tenia un gran talento de artes marciales entre sus miembros. Mifuyu fue una maestra de la espada, entrenando el arte de los guerreros, llevando una katana con una historia heroica. Por su parte Koji es el último de un linaje de combate que se extendió por siglos. Es el miembro más joven de la familia Sengoku de ninjas.
Por desgracia, aunque el monstruo entendiera eso, no hubiera importado. No parecía ser intimidado fácilmente, aún cuando hace un momento se transformo un metro en una persona. Había parado doce metros de cabeza, algo sorprendente incluso para las habilidades de Mifuyu o de Koji.
BOOOOMMM!!
El monstruo se movía mucho más cerca. Takayuki sabía que tenía algo que hacer para salir salvo de esta situación. Tenían que probar todos los ángulos, no importaba lo imposible que estos parecieran. -Rion-chan - gritó. -Mira dentro del monstruo del metro. ¿Puedes ver algo raro? ¿Algo que fuera poseído?
-No, nada que fuera poseído - respondió Rion. -No es un ki espiritual... pero creo que, creo que puedo sentir la presencia de una hada.
Rion se fue de las sombras, buscando un lugar fuera de todo el tumulto, un lugar donde sus pensamientos fueran claros y pudiera controlarlos. Cerro los ojos, trato de concentrarse en el espíritu de la criatura, entrando en lo más profundo de su consciencia. Rion también era de una familia importante, un honorable clan Shinto, dueños de un linaje que crió a algunos de los médiums más poderosos de todo Japón. Ella disfrutaba el poder honrar a sus antepasados con acciones que aprendió de su familia en una situación adecuada.
-¿Un hada?- preguntó Takayuki -¿Cómo un espíritu o un alma?
-Si probablemente. O algo así, creo - Rion aún no se encontraba muy cómoda con sus poderes y odiaba no poder informar bien a los demás miembros de la asociación.
-Interesante - dijo Tanayuki -¡Koizumi!
El fantasma se apresuro a estar a un lado de su maestro. -¿Si, Takayuki-sama?
Algunos pueden encontrar extraño el que Koizuki, quien solía ser una mucama, ahora como fantasma seguía sirviendo a la familia de Takayuki, aún después de la vida sigue con su labor. Sin embargo no es una regla, pero esto no es la cosa más extraña dentro de la corta historia de la asociación.
Dicen que la buena ayuda es difícil de encontrar y lo mismo se puede decir de los buenos empleados. Koizumi sintió que debía encontrar un buen lugar y quedarse ahí, y así es como ha pasado las últimas generaciones de la familia de Takayuki.
-Ve con el profesor- dijo Takayuki -Cuéntale lo que esta pasando. Necesitamos de su ayuda y es el único que nos puede encontrar. Tenemos que averiguar como detenerlo.
-Sí, señor.
Koizumi se adentro al túnel, volando a una velocidad tan rápida que no se podía ver a simple vista.
Parado entre el caos, barras de metal girando en el aire, se encontraba Yuki con una desesperación comenzaba a apoderarse de él. Se culpaba de traer a sus compañeros al túnel y sentía que en sus hombros reposaba la responsabilidad de sacarlos de todo el caos. -Debimos seguir con la investigación de ovnis, pero no - suspiró -era algo que no tenia riesgo alguno. El problema es que no lo quería, estaba seguro que este caos tenia que pasar.